Artículo aparecido en EL PAÍS escrito por Valme Cortés 3 JUN 2013 <http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/06/02/andalucia/1370192363_431033.html>
Un cierre, un desalojo y, por último, un corte en
el suministro de luz y agua. A todos estos obstáculos se ha tenido
que enfrentar, en los últimos años, la biblioteca Las Palomas,
situada en el barrio granadino del Zaidín. Pese a ello, “está
viva” y si a alguien hay que agradecérselo, desde luego no a las
Administraciones, es a casi una treintena de vecinos que luchan a
través de una plataforma por mantener abierto y activo un espacio
cultural con mucha demanda en uno de los barrios más populosos y
humildes de la capital.
Su empeño y las donaciones han vuelto a poner en
pie el sistema de préstamo de libros y una programación variada
para niños y adultos que incluye vídeo-fórum, charlas,
presentaciones, cuentacuentos y animación a la lectura. Todo de la
mano de estos voluntarios. Y es que, hace algo menos de dos años, el
Ayuntamiento (PP), con mayoría, decidió cerrar la biblioteca para
ubicar en ese espacio un centro de bailes tradicionales. La oposición
de los vecinos al cierre fue tan sonada que consiguieron que, pese a
la clausura y a la retirada de los libros —que se destinaron a otro
centro del distrito Beiro—, el Ayuntamiento cediera, eso sí, a su
manera: los vecinos la ocuparon.
El edificio estaba cedido por la Junta de Andalucía
al Ayuntamiento. En diciembre, el Consistorio aprobó la reversión a
la Junta del inmueble. La Administración autonómica recordó que el
cambio de uso suponía dejar sin efecto esa cesión, pero el
Ayuntamiento se desentendió mientras la autogestión de los vecinos
volvió a poner en marcha este espacio
cultural. El Gobierno municipal justificaba su cierre en la
apertura de otra biblioteca, mucho más grande y equipada, en el
mismo barrio, la Francisco Ayala.
La Junta y los vecinos subrayan que el Zaidín, con
más de 45.000 habitantes, debe contar con dos espacios. Y
fundamentan la necesidad en el Reglamento del Sistema Bibliotecario
de Andalucía, que recoge la obligación para los municipios de más
de 20.000 habitantes de contar con una biblioteca central y una
sucursal por cada 20.000 ciudadanos. La plataforma pide a las
Administraciones que dejen de “eludir” su responsabilidad.
Hace un par de semanas, la biblioteca se quedó sin
luz y sin agua. El Ayuntamiento cortó los suministros y no lo
notificó a la plataforma, pero sí a la Junta, que insiste en que
una cosa es el edificio y otra el servicio, que sigue siendo
“competencia municipal”, según la delegada de Cultura, Ana
Gámez. El alcalde
de la ciudad, José Torres Hurtado, ya ha dicho que ni puede ni
debe hacer nada. Asegura que es la Junta, propietaria del edificio,
la que debe mantener el suministro. El primer edil añade que así se
lo requirió al Gobierno andaluz después de que los vecinos se
hicieran cargo del espacio.
Tras meses de espera, la delegada de Cultura se
reunió el pasado miércoles con la plataforma. Se compromete a que
la Junta pague los suministros hasta fin de año pero con condiciones
que esta semana abordarán en una reunión los miembros del
colectivo. Sobre la mesa está también la posibilidad de contar con
la colaboración de otras entidades e instituciones dispuestas a
apoyar esta iniciativa.
Pese a todo, las actividades no se han parado. “No
hemos llegado a cerrar en ningún momento”, explica Amanda Sánchez,
una de las portavoces de la plataforma. “Con la luz que hemos
conseguido enganchándonos a los generadores de los vecinos u otras
ideas hemos continuado la programación”, agrega.
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